3 máquinas indispensables en un servicio de lavandería profesional

Cada vez son más los establecimientos que externalizan el lavado de sus prendas para agilizar el proceso y, sobre todo, porque les ayuda a abaratar sus gastos y a desentenderse de tener que cumplir con la compra de productos desinfectantes que han sido básicos durante los últimos años.

Restaurantes con manteles de tela, hoteles, hostales, clínicas, hospitales, residencias, peluquerías, campings… Son muchos los que demandan este tipo de servicio y, de hecho, es uno de los sectores que mejor emprendimiento pueden plantearse ahora mismo por el nicho creado.

Pero, ¿qué se necesita para poder ofrecer un servicio de lavandería profesional?

Obviamente, para hacerse cargo de este tipo de servicio es necesario contar con maquinaria que cumpla con las expectativas de lavado, secado y planchado, entre otros.

Las lavadoras profesionales tienen mucho que ver con las domésticas pero cambian en ellas no solo las dimensiones, que aumentan considerablemente para poder hacer la colada de más kilos a la vez, sino que su poder de centrifugado y la optimización de sus programas mejora considerablemente los tiempos y acabados de los lavados que se realizan.

«Gracias a la tecnología hoy en día una lavadora industrial es capaz de calcular el peso para adaptar los litros de agua y de producto para optimizar al máximo el gasto de agua y detergente en cada ciclo, pero sin escatimar en el que sea necesario para un lavado único, que no se necesite otro para conseguir la limpieza demandada» explican algunos expertos.

Conseguir un buen acabado en un solo ciclo es vital para agilizar los servicios y dar paso al siguiente destino del textil: la secadora.

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Una lavandería no puede permitirse el lujo de esperar a que se seque al aire libre y, de hecho, es en la secadora profesional donde incluso puede meterse el aroma gracias a las toallitas suavizantes, dejando la colada en unas condiciones más que óptimas para poder seguir el curso del ciclo de lavado y planchado.

Gracias a la carga de este tipo de máquinas se consigue un secado en tiempo récord y evita que los tejidos se dañen por la humedad, incluso evitando los malos olores y bacterias que podría provocar.

Finalmente, hablar de planchado en un servicio de lavandería profesional es casi casi insultar el proceso de las calandras. La ventaja de una calandra para lavandería es obvia. Gracias a sus rodillos de hasta 1000mm permite un planchado en poco espacio, ideal para los locales que necesitan procesar muchas piezas planas en poco tiempo.

Son toneladas las que se pueden llegar a procesar a diario por lo que una buena máquina que remate el lavado y secado con un alisado profesional es clave para que se entregue la ropa en perfectas condiciones de vuelta antes de volver a empezar.

El uso de este tipo de maquinaria especializada ha sido clave para abaratar los costes y tiempos, pero está claro que es un sector que demanda profesionales capaces de hacerse con el control para sacarles el máximo rendimiento. Una lavandería no solo es el proceso de lavado, secado y planchado, es también el de la recogida y entrega a tiempo.