Detalles de una boda

Decoración Catering - Atlántico EventosLlega el gran día, el día en el que sólo hace falta disfrutar, vivir el momento y que se convierta en el recuerdo más increíble de vuestra historia juntos.

Pero todo ese día ha llevado una planificación exhaustiva. Hasta el último detalle ha estado pensado. No sólo son los trajes, son las invitaciones, el sitio, el convite, las flores…

Por ello cada vez son más las parejas que, con la falta de tiempo, se deciden a apostar por externalizar parte de los procesos, incluidos algunos de los detalles que sorprenderán, en su día más importante, a sus invitados.

Sin embargo, hay un detalle y tradición que gusta a las novias y que no está de más refrescar para las que no lo conozcan: los Alfileres de boda.

Si hay algo que marca la diferencia es conocer la historia de estos obsequios. Es la novia la que se decide a poder ofrecer uno de ellos a cada una de las invitadas, pero lo cierto es que es una tradición ancestral que tiene mucho de leyenda y de superstición.

Se dice que, según cuenta la tradición, la novia es la encargada de prender en el vestido de las invitadas solteras un alfiler con la decoración boca abajo. De esta forma, lo más probable es que con los bailes y los roces, ese alfiler caiga y de esta forma encuentre al que será el futuro novio que la retirará de la soltería.

Tradición o no, lo cierto es que cada vez está más extendido este presente. Mientras que antes lo normal es que fueran lágrimas que simulaban perlas de plástico, ahora cada vez se pueden encontrar diseños más trabajados y que acaban convirtiéndose en verdaderos recuerdos del enlace que pocas quieren perder.

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Los Alfileres de novia no están en desuso, todo lo contrario. Aunque antes sólo eran conocidos en algunas comunidades, cada vez son más las contrayentes que se apuntan a la moda de entregar estos presentes durante la celebración de su enlace.

Sólo es un pequeño detalle de las muchas opciones que tienen los novios para hacer que los invitados tengan también su parcela de sorpresa, pero desde luego que echar la mirada a la tradición siempre suele ser un acierto.