Alianzas de Boda: Los secretos para una boda perfecta en verano
Bodas y alianzas, alianzas y boda. Todo va unido. Es la parte vital no solo de la ceremonia sino de la que será posteriormente la vida de casado.
Las alianzas han acompañado las ceremonias de compromiso desde siempre, es el símbolo del amor, del respeto al conyuge y también del orgullo de haber encontrado a tu otra mitad.
Y si estás planteandote una boda en verano, quizá te vengan bien una serie de consejos que, más allá de las alianzas de boda, te ayudarán a acertar con tus invitados.
Consejos para tu boda en verano
Antes de nada, piensa que es una de las épocas más elegidas precisamente por evitar problemas climatológicos como la lluvia. Así que si lo que quieres es casarte en verano, empieza a pensar en la iglesia/registro y también en el sitio donde querrás celebrarla.
Cada vez se llevan más los espacios abiertos, al aire libre y en plena naturaleza. El atardecer, de forma natural, sin más adorno que el del propio entorno hace que la ceremonia parezca asi salida de un cuento de hadas. Y sin adornos, no hay mejor lienzo que sus colores.
Desde la disposición de las mesas en pleno campo (muchas fincas abren sus puertas para poder celebrar los convites en sus espacios), pasando por carpas o incluso por salones cerrados, cada detalle cuenta.
Como decimos, por lo que hemos podido ir viendo durante esta temporada, el pisar tierra se lleva y hace que, con una iluminación de bombillas, cualquier convite parezca un sueño.
Las ceremonias cada vez, sobre todo si hablamos de las civiles, más informales, lo que permite que invitados y novios vivan momentos de complicidad y diversión durante sus votos, donde nuevamente los anillos de compromiso cierran las promesas que serán vitales en la pareja.
Los detalles para invitados cada vez cobran menos importancia porque se trata de celebrar ya no algo tan formal sino una fiesta en la que lo de menos es qué llevarse. Sin embargo, abanicos, sombrillas, paipais o incluso sombreros son los reyes de las bodas del verano. Eso sí, ya no con nombres, ni fechas, sino como objetos que traspasen el recuerdo y pasen a la utilidad.
En lo que respecta al menú, menos es más. Ensaladas frescas, arroces, barbacoas…todo vale, pero no hace falta que, con el calor, hinches el estómago de los invitados hasta que se sientan pesados. Todo lo contrario.